la muerte de Boris acaeció poco después de la subida al poder de Gorbachov. Una pena, puesto que nunca pudo ver cómo los bloques de hormigón, todo iguales, todo perfectos,  caían a sus pies. Y yo sé que aquello le llenó de angustia los ojos y se los volvió grises, casi tanto como las estructuras comunistas. Se le notaba en las costillas, en su muerte, el día antes, que algo no iba del todo bien. Que el olor a almizcle con monóxido de carbono nunca le había sentado bien. Todavía era peor cuando le daban aquellos ataques de tos tan suyos y pensaba que moriría encorvado. Como un viejo que besa la tierra a sus pies.

4 comentarios:

  1. me encanta el cambio que le has dado al blog, es tan simplemente mono :)

    (la entrada genial)

    Crêpes.

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  2. si tu blog ya me encantaba ahora buff, me vuelve loca. y boris siempre tendrá un hueco en mi corazón :)

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  3. Sí (stop) soy cotilla y he leído tu autocrítica (stop). ¿Quieres ser mi mejor amiga también? (stop)Basta de stops (stop).

    me quedaré por aquí, me gusta mucho.

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