los últimos días de Anna

Llevaba ya algunos años con la maleta vieja en la puerta de entrada. Si no tenías cuidado y no encendías la luz al llegar por la noche seguramente te hubieras chocado con ella alguna vez. Entonces caería horizontalmente haciendo un ruido sordo en el suelo y casi ni te dieras cuenta de que estaba completamente vacía. Que aquella maleta estuviera allí no era otra intención mas que la simbólica. Una amenaza entre dientes, para que nuestra memoria lo recordara mejor. El abuelo de Anna siempre había dicho que solemos acordarnos mejor de aquellas imágenes que se nos graban para siempre: la muerte de un padre, el primer beso o un adiós. Por eso Anna había decidido dejar allí la maleta, para que Miguel pudiera recordar aquella toma como si la película se hubiera rayado dentro del video, para que la memoria visual se quedara allí y lo acosara cruelmente durante todos los años que le quedaban. Los últimos meses antes de la huida de Anna, la maleta se acercaba lentamente más y más a la puerta y los recuerdos invadían, crecientes, su interior. Anna comenzó a meter allí los jerséys de invierno y algún par de zapatos. Empezó a comprar carretes y los acumuló allí sin decidirse a terminar metiendo la cámara de fotos. Y la maleta, poco a poco, se iba más y más alejando de Miguel. Últimamente bromeaban un poco, sobre todo Miguel, incapaz de creer que alguien como Anna se pudiera marchar algún día. Era Annita, por favor.

9 comentarios:

  1. Tienes la capacidad de que me gusten todos tus personajes :)

    ResponderEliminar
  2. Y al final, ¿qué? ¿Se quedó allí la maleta de por vida amenazando o se la llevo Anna a dar la vuelta al mundo?

    (Totalmente de acuerdo con lahijadecaronte)

    :)

    ResponderEliminar
  3. ¿Y como acaba? espero que la maleta vuelva al fondo del armario

    ResponderEliminar
  4. dile a Pete que mis chicos son buenos que cazan a los malos, ¡jamás cazarían ardillitas! ¡qué horror! :)

    ResponderEliminar