se pasaban el amor con pestañeos.

Se miraban a hurtadillas entre los posos del café seco. La habitación estaba llena de niebla pálida del humo de los cigarrillos a medio gastar. Todo el mundo fumaba en aquella habitación. Menos ella. Todo el mundo bebida tequila en aquella habitación. Menos ella. Se miraban insomnes, como si se hubiesen visto por primera vez. Los separaba un metro de alfombra manchada, mitad de cama sin hacer. Estaba Matteo al lado de ella, jugando al continental con Paula. Paula no hablaba, sólo fumaba y bebía, de vez en cuando se miraba las cartas. Como si buscara el tesoro profundo entre los ases. Todo el mundo sabía que al continental no se jugaba con cartas de póker, pero eran las únicas que habían encontrado en toda la residencia. No había otra cosa que hacer los domingos por la noche allí. Olga y María se liaban al otro lado de la cama, justo al lado de Jon. Pero Jon miraba a Lourdes. Lo poco que sus ojos brillaban a esas horas de la noche, era todo para Lourdes. Ella solo sonreía y callaba. A veces reía con las ocurrencias de Matteo, empeñado en esconderse las cartas en las mangas de la camiseta gastada. Era todo rutina, nada nuevo. No había nada que hacer en aquella Rusia. Ni tampoco en la otra, en la de verdad, en la existente. En la de cualquiera. Jon y Lourdes habían creado una Rusia particular, basada en una habitación sucia, con alcohol, tabaco y mucha gente que pasaba de pronto por allí. Pidiendo algo de comer o unas frases. Nadie en la habitación se daba cuenta de la intensidad con la que se miraban Lourdes y Jon. Solo ellos. Se pasaban el amor entre pestañeo y pestañeo. Sin hacer ruido.

2 comentarios:

  1. *O*
    Estos dos me caen super bien, quiero saber más de ambos. Tengo el presentimiento de que Lourdes va a ser mi punto débil entre tus personajes :)

    Beso
    Parisino(h)

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  2. Pero seguro que esa Rusia era infinitamente más especial que la de verdad. Nada más que hay que verlos a ellos para darse cuenta de eso.

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