Vivía con la esperanza de una brisa del viento. Del levante, del poniente. De aquí o de allá. Vivia con el miedo en el cuerpo y el corazón atenazado entre los bordes de las costillas. Con el sexo húmedo y los labios mojados. Esperando el momento preciso. La oleada fria correcta. Entonces, mientras tú te detenías a recogerte el pelo detrás de la oreja y el polvo se te metía en las pupilas; tu falda se levantaría suave, mecida más de lo correcto, dejando a la vista de mis párpados tus muslos pálidos. Sentiría entonces como el propio clima te quitaba, fugaz, la inociencia absurda de tu adolescencia. Tu propio dolor.
solo puedo decir que no puedo decir nada.
ResponderEliminares perfecto... precioso :)
ResponderEliminar(venía a pedir permiso para poner tu blog como blog estrella en mi revista Imagine)
ResponderEliminarhistorias de inocencias perdidas, me gustan!:)
ResponderEliminarmuah
*O*
ResponderEliminares increíble! es precioso tu blog, te sigo sin duda!
ResponderEliminarUn besazo bonita! :)
Qué yo es esto. Veo a alguna de mis muchachitas entre esas líneas.
ResponderEliminar(cosquillas en
la tripa)