cómo continuó el fin.

Recuerdo como se puso los calcetines aquel día. Se dejó uno más bajado que el otro para que todo pareciera más real, más imperfecto. Luego salió por la puerta y se apretó muy fuerte la bufanda. Cogió a uno de los niños de una mano y a la niña la puso en sus brazos. Todavía le quedaban lágrimas en las pupilas. Sabíamos que era el fin. Los restos de chocolate se habían acabado el día antes. Ella se había pasado toda la noche llorando. Recolectando miguitas y metiéndolas en un bote de cristal. Sellando la tapa. Pero aún así, sabíamos que era el final. Yo sabía que ella no aguantaría más así. Con ese deseo inquemable por dentro. Con esas ganas de tanto imposible. Ya no había pedazos de aquel chocolate rancio por ningún sitio. La tienda del pueblo estaba en venta. El tendero había desaparecido. Cuando volví para comer y no la ví sentada en la mesa, o cortando la lechuga de la ensalada no me sorprendió. Ambos sabíamos que ese momento no tardaría en llegar.

7 comentarios:

  1. me ha encantado el detalle de los calcetines.

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  2. qué triste es cuando todo acaba y uno de los dos tiene que marcharse

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  3. es impresionante.
    los finales me dan llanto :(

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  4. Entonces... ¿se fue porque se le acabó el amor o porque se le acabó el chocolate?

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  5. ¿Se va porque se acaba el chocolate? Es lo que (me) parece...

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  6. que poco me gustan los finales y aún menos, las despedidas...

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