-¿Te acuerdas de la partida de bolos que papá ganó el año pasado? - me preguntó Miguel aquella noche. Él tenía las manos atenazadas en el regazo y comprimía los párpados un poco fuerte, conteniendo alguna lágrima.
-Sí - le dije yo; a pesar de que ni tan siquiera le había estado escuchando antes. Él se apretaba contra el sillón mientras lloraba sujetando un pañuelo, ya empapado, entre sus pequeñas manos. Me mantenía ocupado colocando las servilletas en la mesa y acordándome en qué lugar se colocaban los cuchillos y en cual los tenedores. Y revisando haber puesto una cuchara para la sopa caliente de la abuela.
-Mamá me dijo que pagó al bolero para ganar aquella noche. Que él nunca ganó ninguna partida - Aquella afirmación, que sonó tan rotunda entre sus rollizos labios, me hizó apretar los puños levemente, como si realmente estuviera enfadado. Aunque, y después de tanto tiempo, ninguna cosa que aquel mocoso dijera sobre mi padre podía herirme siquiera. La muerte de su madre poco después a la de mi padre le hizo desarrollar un complejo método de autodestrucción, basado en un continuo enfado con el mundo. Con sí mismo, y en especial, conmigo.
Estaba claro que mi padre nunca había ganado una partida de bolos en su vida, pero no solo eso, sino que, a mis años, dudaba que mi padre hubiese ganado algo más que un par de gallinas muertas en toda su vida. La suerte no era propia de alguien como había sido mi padre. Él prefería dejársela a las niñas con las que había compartido frontera en México, o con las prostitutas de la carretera comarcal. A cualquier persona que necesitase algo más que un tintineo glorioso o una música estridente de fondo en una bolera.

2 comentarios:

  1. yo ya no puedo decir nada más de lo que ya he dicho. compraría todos los libros que tu escribieras y sinceramente te doy fuerzas para hacerlo. tengo mucha curiosidad por saber que saldría de tu cabeza, que historia impregnaria tus papeles. debe ser fantástico.
    de verdad.

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  2. Con tu permiso, me uno a los seguidores de tu blog para leerte cada vez que pueda porque tus palabras me gustan mucho, mucho.

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